El caso de Christian Manrique generó enfrentamientos internos entre miembros del gobierno y la fiscalía. Nos cuentan que el ministro González López está empeñado en conseguir “pruebas” para encarcelar a los líderes de la oposición Capriles, Ramos Allup y María Corina Machado. La idea de los asesores ministeriales fue crear un caso parecido al de Leopoldo López.

En esas andanzas se ordenó al SEBIN que capturaran a un estudiante y se le hiciera declarar que obedecía órdenes de los líderes opositores. Con esas declaraciones logradas de la forma que fuese, se procedería con la trama judicial ya conocida.

La lotería se la sacó el estudiante Christian Manrique. El mismo día de la concentración de la oposición un grupo de agentes del SEBIN lo captura y lo traslada a La Tumba. Allí bajo amenaza de muerte, pistola en la boca incluida, le “sugieren” que confiese cuáles líderes de la oposición le habían pagado para causar disturbios en la marcha. Le sugieren nombres como el de Coromoto, Ramos Allup, Capriles y Machado. Las torturas llegaron incluso al nivel de hacerles cortes de navaja en la barriga.

Con lo que no contaban los elementos del gobierno era que la opinión pública se iba a movilizar alrededor de la desaparición forzada de Manrique. Hubo discusiones internas sobre qué hacer en este caso. La primera reacción fue llevarse a Christian de La Tumba a un monte con la cabeza cubierta con una capucha y bajo constante amenaza de muerte.

La intervención de los abogados defensores de derechos humanos caldeó aún más los ánimos. La presión en los medios y las redes sociales preocuparon a los más precavidos en el gobierno. Personas ligadas al gobierno argumentaron que con la OEA metiendo las narices en el país, era un mal precedente lo que se estaba haciendo con este joven. Los miembros del SEBIN a cargo de la operación lo llevaron a una zona apartada y lo mantuvieron allí todo el fin de semana. Permanentemente hablaban de asesinar a Manrique.

Lo querían llevar de nuevo a La Tumba para que confesara lo que se le pedía. Caso contrario lo matarían. El lunes recibieron la contraorden. Debían liberar al estudiante. Maltrecho y torturado fue abandonado en El Paraíso. De la casa de una amiga de la familia avisó para que lo fuesen a buscar.

Este evento pone sobre el tapete la división interna en el chavismo sobre cómo manejar el asunto de la represión que consideran necesaria en momentos en que el país les parece un polvorín. Hay molestias con la fiscalía y algunos juicios a los que les ha entrado por respetar la ley sin tomar en cuenta las órdenes que vienen desde arriba.

Dice nuestro informante que la cantaleta de que los crímenes contra los derechos humanos no prescriben tiene preocupados a muchos que fungen como verdugos del régimen.

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